Creemos que cada ser tiene derecho a vivir con dignidad y cuidado. Valoramos profundamente la vida de los animales, brindándoles amor y respeto en cada paso de nuestro proceso de rescate, refugio y cuidado.
Asumimos nuestro trabajo como un deber ético y profesional, con la máxima transparencia en cada acción. Nos esforzamos en dar una atención integral a cada peludito, manteniendo la confianza de nuestra comunidad y nuestros donantes.
Operamos de manera íntegra y con la verdad como base, para que nuestros donantes sepan que cada apoyo llega a donde se necesita. La honestidad en nuestros actos refuerza el impacto positivo y el alcance de nuestra misión.
Buscamos formas nuevas y efectivas de mejorar la calidad de vida de nuestros rescatados, incorporando buenas prácticas y colaborando con profesionales que fortalezcan nuestra labor.
Nos comprometemos a crear una cultura de respeto y responsabilidad hacia los animales, promoviendo una sociedad que valore y cuide la vida de los seres más vulnerables.
Gestionamos nuestros recursos de forma responsable, ética y consciente del impacto a largo plazo. Buscamos que cada acción en la Fundación contribuya a un equilibrio entre el bienestar animal, el desarrollo humano y el cuidado del entorno, asegurando así la continuidad de nuestro trabajo.
Respetamos y celebramos las diferencias. Acogemos con amor y sin juicio tanto a los animales como a las personas que se acercan a nuestra causa. Creemos que cada historia, cada ser, merece una oportunidad de ser comprendido, respetado y valorado por lo que es.
Sabemos que nuestro trabajo con animales también transforma a las personas. Creamos vínculos, enseñamos valores y despertamos conciencias. Aspiramos a ser agentes de cambio que inspiren a otros a actuar con compasión y responsabilidad social.
Defendemos la vida en todas sus formas. Promovemos acciones que respeten la naturaleza, reduzcan el sufrimiento animal y fomenten una convivencia armónica entre especies. Para nosotros, proteger a un animal también es proteger el planeta.
Hace muchos años, nació un sueño lleno de esperanza y amor: crear un hogar para aquellos animalitos que han sufrido maltrato, abandono o que nunca han conocido el calor de una familia. Un lugar donde pudieran encontrar refugio, respeto y un amor incondicional que les permita sanar y vivir en paz. Ese sueño, que surgió desde lo más profundo del corazón, con el tiempo se convirtió en la misión que hoy da vida a la Fundación Suertudo Regalo de Vida.
A lo largo de los años, la fortuna de convivir con muchos peluditos fue fortaleciendo ese deseo, pero fue Suertudo, un pequeño y valiente gatito, quien plantó la semilla de lo que hoy es esta fundación. Suertudo llegó a este mundo en las calles, con apenas dos meses de vida, ya marcado por el hambre, los golpes y el abandono. Su cuerpecito estaba delgado y lastimado; su pelaje, enmarañado; uno de sus ojitos completamente rojo y una de sus orejitas herida. Pero, a pesar de todo el dolor que había soportado, Suertudo nunca perdió su alegría ni su capacidad de amar.
Cuando lo encontré, Suertudo estaba lleno de vida, jugando, “haciendo fiestas” a todos los que pasaban, pero de una manera especial hacia mí, como si supiera que su hogar ya había llegado. A pesar de su estado, él no dejó que el sufrimiento definiera su vida. En lugar de eso, decidió confiar nuevamente, entregando amor a todos los que lo rodeaban.
Con el tiempo y mucho cuidado, Suertudo sanó. Su cuerpo recuperó fuerza, su mirada se iluminó y su pelaje se volvió suave como la seda. Pero más allá de su recuperación física, lo que más brillaba en él era su espíritu inquebrantable y su capacidad para dejar atrás el miedo y el dolor del pasado. Suertudo eligió dar amor y alegría a todos, incluidos otros animalitos y humanos. Fue un ser que eligió vivir plenamente y sin rencor, demostrando que incluso quienes han sufrido pueden encontrar la felicidad en el presente.
La vida de Suertudo dejó una huella imborrable. Y aunque ya no esté físicamente, su legado de amor y resiliencia fue la chispa que encendió la idea de esta fundación. Así, Suertudo Regalo de Vida nace para honrar no solo su memoria, sino la de todos los peluditos que, como él, han tocado vidas con su valentía y capacidad de dar amor incondicional
En Fundación Suertudo; Amor, Vida y Alegría, A.C. brindamos un hogar amoroso que prepara su destino ideal para aquellos peluditos que han sido olvidados, rechazados o lastimados, ofreciéndoles una segunda oportunidad de vivir con dignidad, seguridad y amor real.
Nuestra misión va más allá del rescate: somos el hogar amoroso y de tránsito responsable. Aquellos que, por su edad, condición física o comportamiento, ya no tienen otra opción, se encuentran en Suertudo un lugar donde ser cuidados sin condiciones y amados por lo que son.
Cada animalito que llega a nosotros representa una vida valiosa, una historia que merece escribirse con ternura y respeto. Y cada persona o empresa que se una a esta causa se convierte en parte de una red de esperanza, impacto y transformación real.
No salvamos a todos. Pero para quienes salvamos, cambiamos el mundo.
Creemos que el bienestar animal no es una causa aislada, sino un reflejo del tipo de humanidad que queremos construir: una donde nadie, humano o no humano, sea abandonado, rechazado o ignorado.
Ser un referente nacional en la protección, dignificación y defensa de la vida animalito, marcando la diferencia con un modelo único de cuidado permanente, basado en el amor incondicional y la responsabilidad compartida.
Nos visualizamos como una fundación reconocida por su calidad, honestidad y compromiso, que transforma la vida de animales desprotegidos y promueve una sociedad que respeta a cada ser, independientemente de su edad, salud o historia.
Queremos inspirar, educar y vincular a personas, instituciones y empresas que, como nosotros, creemos que una sociedad compasiva también es una sociedad más justa, humana y feliz.